jueves, 30 de diciembre de 2010

Diez días que estremecieron México



En la Ciudad de México, las abundantes luces que adornan las principales avenidas, los juegos de invierno instalados en el Zócalo, -pista y tobogán de hielo y fábrica de muñecos de nieve-, anuncian una temporada navideña normal en el año del Bicentenario. Tranques de fin de año, bocinas de los automovilistas y canciones navideñas repitiéndose en las tiendas y malls. Lo único disonante, fueron esos doscientos granaderos con equipamiento antimotines rodeando una treintena de reyes magos frente al Monumento a Benito Juárez.

Pero, las portadas de los periódicos y las noticias de la televisión mostraron cada día, imágenes de una realidad nacional asombrosa y trágica. Tuve la sensación de vivir unos macabros “diez días que estremecieron el mundo”, de asistir a una vorágine histórica que, por la rapidez de su desarrollo, no daba tiempo de analizarla. Ni siquiera los agudos intelectuales mexicanos, en algún foro de televisión a altas horas de la noche, lograban interpretar lo que sucedía y más bien se sumaban al coro del desconcierto e indignación ciudadana, como un perplejo más.

Guerra a dos horas de Ciudad de México

Cuando aterricé en el DF, el domingo 12, todavía ardían camiones en las carreteras y sonaban las ráfagas en el estado de Michoacán, a dos o tres horas de la capital nacional. Las infografías publicadas en los periódicos mostraban nueve lugares, incluida Morelia, la capital del estado, donde los militares se enfrentaban con los miembros de la Familia Michoacana. En un ataque realizado desde helicópteros Black Hawk el ejército logró abatir al líder ideológico, diplomático y militar de la Familia, Nazario Moreno y a varios de sus sicarios. El Ejército reconoce 11 muertos, entre los que se cuentan 3 civiles y 5 policías federales, pero en un país inundado por la sospecha, diferentes medios sitúan los muertos en varias decenas.

Durante la semana posterior se desarrollaron cuatro manifestaciones que pedían la salida del ejército de Michoacán y honraban la memoria del líder narcotraficante. Ayer, los jefes de recambio de la Familia Michoacana emitieron comunicados advirtiendo a la población de no usar las carreteras durante las fiestas de Navidad y de permanecer en sus hogares, anunciando que “la batalla recién comienza”. En el marco de la guerra de comunicados, el gobierno negó que exista apoyo ciudadano hacia la organización criminal y declara tenerla cercada.

Liberando sicarios

Cinco días más tarde, el viernes 17, en un estado del Norte, Tamaulipas, 145 reos salieron por la puerta principal del penal de Nuevo Laredo, abordaron buses y huyeron. El rescate masivo es el mayor, pero no el primero, organizado por los carteles que se diputan salvajemente las rutas de la droga hacia Estados Unidos. Según algunos comentaristas los muertos en la guerra entre las bandas son tantos, que la liberación masiva de reos es la manera más rápida de reponer las bajas y contar con soldados para las batallas. La guerra al narcotráfico declarada por el presidente Calderón, en 2006, ha dejado más de 30,000 víctimas.

En Tamaulipas rige una brutal ley del silencio impuesta por los carteles de la droga a los periodistas, los programas sociales de gobierno no llegan a las comunidades alejadas de las carreteras pues los caminos secundarios se encuentran en manos de las bandas armadas, y hace algunos meses durante la campaña para elegir gobernador, fue asesinado el candidato del PRI. A los ciento cuarentaicinco reos de alta peligrosidad, que escaparon del penal de Nuevo Laredo, se suman a otros doscientos fugados durante este año desde las cárceles de Matamoros y Reynosa. El Jefe de Gobierno del Tamaulipas y el Presidente del Gobierno Nacional se recriminan mutuamente por la responsabilidad en la fuga.

Ordeñando para la muerte

Dos días después, el domingo 19, otra fuga, esta vez de combustible, provocó una explosión que mató a 30 personas y destruyó 115 casas, en San Martín Texmelucan, en el estado de Puebla. El robo de combustible desde un ducto de PEMEX, lo que popularmente se llama “ordeña”, habría generado las condiciones del desastre. La empresa estatal de petróleos de México, tiene una importancia económica, simbólica y política determinante para el estado, constituye el sistema circulatorio de los recursos fiscales. Las organizaciones delictivas que organizan la “ordeña” de los ductos de PEMEX, exportan el botín hasta refinerías en Estados Unidos, y manejan un negocio que alcanza los 1000 millones de dólares anuales, sin que el estado tenga la capacidad de proteger el petróleo mexicano. A propósito del robo organizado en PEMEX, los analistas recordaban que hace algunos años desde una de las plataformas de explotación marina, en una noche, desapareció un helipuerto.

Asesinato en cámara

Tres días antes, el jueves 16, en Chihuahua, Marisela Escobedo, fue ejecutada frente al Palacio de Gobierno, al lado de una cruz donde 300 clavos recuerdan las 300 mujeres asesinadas durante el año 2010 en ese estado, el genocidio más incomprensible y vergonzoso de la América Latina de hoy. El asesinato fue grabado y difundido en los telediarios y redes sociales. En las imágenes se ve como Marisela intenta arrancar cruzando la calle, y un hombre la persigue para dispararle en la cabeza y posteriormente huir en un automóvil. La mujer pedía justicia por la muerte de su hija, cuyo asesino confeso, fue liberado por los jueces.

Mientras se organizaban los funerales de Marisela, fue secuestrado su cuñado y le prendieron fuego a su negocio, una empresa maderera. Horas más tarde fue encontrado ejecutado. La policía descartó alguna relación con la muerte de Marisela. En el caso del cuñado, explicaba la policía, el castigo fue porque se negó a pagar una extorsión, llamada derecho de piso, para funcionar con su negocio. Según las organizaciones de Derecho Humanos, menos del 1% de los crímenes y delitos cometidos en México termina en castigo.

Los políticos también

Mientras tanto, en Ciudad de México, el corazón del antiguo virreinato, el de la política cortesana y conspirativa, dos noticias relacionadas con los políticos impactaron la semana. La primera, el desafuero constitucional del diputado Julio Cesar Godoy. En septiembre, Godoy, buscado por la policía, había logrado introducirse durante la noche al edificio de la Cámara de Diputados, para amanecer ahí, prestar juramento y obtener la inmunidad para protegerse de la acusación de ser miembro de la organización criminal de la familia michoacana. Hoy, el desaforado honorable se encuentra prófugo.

Los diez días terminaron con otra noticia del mundo político: la liberación de Diego Fernández Ceballos, uno de los políticos más emblemáticos e influyentes de México, del partido de gobierno actual, el PAN, ex candidato presidencial que encabezó la oposición a los gobiernos del PRI. El Jefe Diego, como le llaman en México, estuvo secuestrado más de 7 meses, y fue liberado el lunes 21, luego del pago de un millonario rescate.

La imagen cinematográfica de Diego Fernández, fue motivo de transmisiones especiales y grandes titulares que relegaron a notas menores la denuncia de la Cancillería Salvadoreña del secuestro y desaparición desde un tren, en Oaxaca, de 50 migrantes centroamericanos que se dirigían a Estados Unidos. Con una amplia barba crecida durante su cautiverio, que acentuaba su aspecto de Quijote, y unos ojos húmedos por la emoción, Jefe Diego, realizó declaraciones conciliadoras hacia sus captores y agradeció la moderación y responsabilidad de los medios y periodistas en la cobertura de su secuestro.

Desconcierto funcional



En un mundo acostumbrado a los escándalos y excesos de los medios, resulta sorprendente la mesurada narrativa periodística de los periódicos y canales de televisión mexicanos. Los extraordinarios eventos previos a la Navidad fueron tratados como una noticia más, ubicada entre la farándula y el deporte. Los columnistas y editorialistas, dan la nota emocional, se indignan pero no explican, probablemente nadie quiere transformase en mensajero de un diagnóstico que nadie quiere escuchar, menos antes de Navidad. Los senadores y políticos entrevistados abundantemente, tampoco se escuchan demasiado alterados o preocupados. La calma de los medios oficiales, periodísticos y políticos, contrasta con la reacción de los ciudadanos en las redes sociales, donde los mensajes breves y radicales, parecen hacer sonar una alarma que el poder formal no quiere escuchar en toda su magnitud.

En otros países, los hechos ocurridos significarían escándalos y conmociones, destituciones de ministros y gobernadores, y hasta la caída del gobierno. Para que suceda cada uno de esos eventos, se requiere una trama de acciones y decisiones, omisiones y colusiones, que acusa el deterioro de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Cabe preguntarse si la extensión del narcotráfico es causa o consecuencia, o ambas, del desplome institucional. Sin embargo, el poder central parece tranquilo, parado sobre los restos de un pasado esplendor, con su puesta en escena y magnificencia, que todavía simula un estado que en gran parte del territorio no funciona.

Lamentablemente, lo sucedido en estos diez días no es una crisis mediática, sensacionalista y voyerista, que se olvidará y superará con los regalos, los pavos de navidad, los villancicos y las vacaciones de fin de año. Al contrario, si alguna responsabilidad le cabe a los medios, es la de no dar a conocer y contextualizar la magnitud y profundidad de la crisis, de no sincerar el estado del país. Quizás mantener la ilusión de vivir en el contexto de lo “normal” es un mecanismo de defensa y sobrevivencia propio de cualquier situación humana límite, pero muy peligroso.

Para mejorarse, primero hay que reconocer y diagnosticar la enfermedad. Hacerlo es urgente. El domingo, en Guatemala, el presidente Álvaro Colom, decretó estado de sitio y ocupó con el ejército el departamento de Alta Verapaz, fronterizo con México, para tratar de rescatarlo de las manos del cartel mexicano de los Zetas. El derrumbe del gigante mexicano puede contagiar la región con consecuencias mucho más catastróficas que las de la mediática gripe H1N1.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Hazte cargo de tu imagen

Las imágenes país

Los gobiernos invierten considerables sumas de dinero para proyectar internacionalmente  la imagen de sus países: “Chile hace bien”, “Colombia, el riesgo es que te quieras quedar”, “Nicaragua, un país con corazón”, “Venezuela, conocerla es tu destino”, ”Brasil, sensacional”. A estas campañas pagadas, orientadas principalmente al turismo,  se suman otras imágenes y textos, las de las noticias de la televisión,  los periódicos o las revistas, que probablemente tengan más influencia en las decisiones de las personas que las de la publicidad. 

Esas noticias y campañas configurarán una representación y una emoción que influirá fuertemente en lo que las personas percibirán que es posible realizar en ese país. Por ejemplo, si lo elegirán para pasar sus vacaciones, o si será un lugar seguro para invertir sus ahorros, o si comprar y consumir los productos de ese país es recomendable o no.

¿Cuántos potenciales visitantes estarán dejando de viajar a México, debido al clima de guerra, los asesinatos y las  ejecuciones, que vemos a diario en los medios de comunicación? Para que un turista elija y llegue a un resort en la playa o a un hotel en una ciudad, entre las miles de opciones que ofrece el planeta, se requiere un conjunto de acciones y circunstancias muy precisas y hasta algo de “fortuna”.

Tu fama te precede

Con las personas pasa algo similar, a lo que sucede con la imagen de los países. Cuando quieren postular o realizar un trabajo en una organización, envían su versión oficial, el curriculum vitae, como carta de presentación. Pero la mayoría de las personas ya tiene una imagen más completa a disposición de todos, construida por los posteos, fotografías y opiniones en las cuentas de twitter y facebook. Antiguamente, la fama precedía solo a los grandes guerreros y conquistadores, hoy, en el mundo de las redes sociales, la imagen nos precede a casi todos.

Siempre se destaca la importancia de la vestimenta, para generar la primera impresión cuando alguien postula a un trabajo; a través de las fotografías de facebook se puede ver el closet completo. Los mensajes y “twiteos” pueden mostrar si la persona tiene una buena ortografía, la consistencia de sus opiniones, cuáles son sus hobbies o adicciones, con quiénes se relaciona, qué lugares frecuenta, si es seria en relación a su carrera, o si es optimista o positiva. Haz la prueba, recorre las cuentas de tus amigos en facebook, y evalúa con cuáles de ellos te gustaría trabajar o desarrollar un proyecto. La mayoría de las veces inconscientemente, las personas tienen un relato sobre sí mismas, mucho más elocuente que el que presentan en su CV.

En América Latina, las creencias políticas suelen ser radicales, por viejas o nuevas heridas, y tiñen todos los ámbitos de la vida, en todas las esferas y niveles. En ese contexto, por ejemplo, construir una imagen política “dura” podría significar perder una opción laboral, tanto en el gobierno como en la empresa privada, si el empleador tuviera ideas contrarias. Cabe preguntarse si esto debe o no ser tomado en cuenta al momento de contratar a alguien, o, si la vida laboral está o no relacionada con la vida privada. Pero es un hecho que la imagen que proyectamos y cómo los demás nos perciben, determinan nuestro espacio y posibilidades de acción y realización.

Tu imagen, ¿un aliado o un obstáculo?

Si queremos gestionar nuestra imagen, hacer de ella un aliado, primero debemos preguntarnos,  quiénes somos, qué queremos ser, cómo y con quiénes queremos vivir. Esas respuestas deben orientar la selección y organización de las fotografías, textos, declaraciones que construirán el relato con que otros se formarán una “imagen”, una idea de nosotros.

Hoy, todos somos activos productores de contenido, a menudo, inconscientes del poder de abrir o cerrar puertas que tenemos con una nota, una fotografía o un twitteo. Darnos cuenta y hacernos cargo del poder del relato y la “imagen”, de cómo determinan nuestras posibilidades, es un paso decisivo hacia la realización de quién queremos ser y en qué mundo queremos habitar.

jueves, 16 de diciembre de 2010

La urgencia del pluralismo

En América Latina, el Cuarto Poder vive en guerra con el ejecutivo. Hugo Chávez cancela concesiones en Venezuela. En Nicaragua La Prensa y el Nuevo Diario dan batallan a Daniel Ortega. En Panamá, Martinelli descalifica y amenaza a periodistas y dueños de los medios. En Argentina, Cristina Fernández se enfrenta al Clarín y La Nación. En México, Felipe Calderón, critica el papel de los medios.

En todos los países, ya es un hábito, los presidentes, de todos los signos, se quejan del trato que reciben de la prensa, de que nos los comprenden, de que sólo destacan lo malo y que no muestran lo bueno, de que los distorsionan y los atacan. Algunos gobiernos tratan de crear sus propios diarios y medios, otros nombran ministros a periodistas y personajes de televisión; son excepciones los que enfrentan “el problema” con políticas de comunicación de calidad y transparencia.

El conflicto parece ser parte del ADN de la relación medios –gobierno, es inevitable que haya medios más proclives al gobierno y otros a la oposición. Por razones ideológicas o para incrementar las ventas, la tendencia de los medios es a exacerbar los conflictos, a simplificar y generar versiones blanco y negro de la realidad. La crítica al gobierno y los políticos vende y gratifica tanto como la popularidad: más conflicto significa más ventas, más seguidores es sinónimo de más ingresos.

En el continente las tentaciones autoritarias y continuistas de los gobernantes son frecuentes, el desarrollo de la democracia, con sus derechos y responsabilidades, incipiente. En ese contexto, aunque no sea siempre de buena leche, ni rigurosa, ni de calidad, ni documentada, la crítica de los medios es un cierto contrapeso al poder dominante. Es mejor que haya medios amarillistas y bárbaros, que un monopolio donde sólo se exprese una opinión favorable al gobierno y a los poderes dominantes.

La convergencia de monopolios comunicacionales con el poder político y económico configura una forma de totalitarismo, de visiones unilaterales y excluyentes, agendas controladas y monotemáticas y ocultamiento de situaciones y conflictos que molesten al poder. Este clima mediático genera desconfianza ciudadana hacia las instituciones, y debilitamiento de la democracia y el respeto como forma de convivencia. Es más fácil mejorar medios mediocres que construir una visión crítica o soluciones alternativas a los problemas en un ambiente totalitario.

La complejidad y magnitud de los desafíos de nuestra época requiere el concurso de la mayor diversidad de opiniones y culturas. Para transformar y construir sociedades más felices y desarrolladas es urgente incluir, respetar, ampliar. En un mundo globalizado que reconoce que no existen las verdades únicas, el fomento de la diversidad es una necesidad imperiosa.

No basta con aceptar y tolerar la libertad de expresión. El pluralismo debe ser promovido activamente por el Estado y la sociedad como núcleo cardinal del derecho a la comunicación.

PD: En Chile, todos los periódicos cotidianos y todos los canales de televisión abierta profesan la misma ideología, que es la misma del gobierno.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Aung San Suu Kyi: Los desafíos de la esperanza

El 13 de noviembre fue liberada la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi. La líder opositora, ha pasado 15 de los últimos 21 años bajo arresto domiciliario. Es uno de los últimos grandes líderes de talla mundial de aquellos que integran la espiritualidad, la ética y la política. Ha sido comparada con Gandhi y Mandela, Obama se refirió a ella  como su heroína.

Suu Kyi, enfrenta la tarea de reconciliar y unir a su pueblo, realizando una política idealista y a la vez pragmática, que le permita avanzar en mayores grados de libertad y desarrollo para su nación. Lo que viene será tan complejo como la propia Myanmar, pero si somos optimistas, quizás Suu Kyi será la encargada de guiar la integración de la antigua Birmania a la tendencia floreciente del mundo asiático.

Myanmar es un mundo contradictorio, cruce de civilizaciones e intereses entre las dos potencias más pobladas del planeta, India y China. La gobierna una dictadura condenada mundialmente, pero cuando en el 2006 recorrí sus principales ciudades y varias aldeas, -a las que solo se podía acceder a pie, en carreta o navegando ríos-, muy pocas veces vi militares.

El poder de los monjes es tan fuerte como el de las armas. Los birmanos hacen el servicio religioso en lugar del militar. La presencia del Buda está en todos los rincones, para adorarlo y producirlo. Myanmar es un gran exportador mundial de figuras religiosas. Los crean y producen en grandes cantidades, en todos los tamaños y materiales, para adornar casas y templos de toda Asia.

Conversé con opositores a la junta militar. Algunos habían formado parte de la caravana de la líder Aung San Suu Kyi, que fue emboscada por partidarios del gobierno en 2003, en Depayin. En cuanto se menciona el gobierno, se instala un miedo casi primitivo, oscuro, todos pueden ser espías, vigilantes. En los cibercafés no era posible utilizar Hotmail, pues la censura del estado había bloqueado el acceso para impedir el contacto con el exterior.

Una vez instalado, el miedo te acompaña hasta el último día. En el aeropuerto, los carteles prohíben ingresar o sacar materiales impresos, filmados y una larga lista de cosas, que incluyen antigüedades y figuras religiosas. Pero los funcionarios y agentes encargados de hacer cumplir la prohibición son amables y gentiles, como en pocos lugares del mundo, probablemente no aplican la norma gubernamental sino la tradición cultural de la amabilidad y espiritualidad birmana.

En esa región de Asia, otros países, como Vietnam, Camboya o Laos han superado recientemente guerras de exterminio y  genocidios, donde los muertos, torturados y desaparecidos se cuentan por millones. Sin duda ha ayudado una espiritualidad  y una convivencia que los lleva a vivir más en el presente que en el pasado, a perdonar más que a castigar, a comprender más que a juzgar y a cumplir su destino más que a quejarse por el entorno. Cada una de esas naciones ha desarrollado su presente, su identidad y estilo propios, acorde con su propia historia y tradición. Myanmar, sin la carga de las naciones del Sudeste, también tendrá que hacer lo mismo.

Al abandonar su cautiverio, Aung San Suu Kyi, declaró con paz y firmeza su voluntad de reconciliación y diálogo, su compromiso de avanzar en el cambio y la democracia y la necesidad de hacerlo junto a la gente. En otras latitudes estas habrían sido “palabras de político”, pero viniendo de ella, desde su intachable y paciente trayectoria, nadie duda que siga ese camino. La acompañarán las miradas de la humanidad que ha visto en esa pequeña mujer de 65 años una esperanza de que es posible otra forma de vivir y hacer la política, de liderar y enfrentar los desafíos y el poder.

martes, 16 de noviembre de 2010

Los discursos anímicos y slogans de las élites del Bicentenario



En el Bicentenario se manifestaron, con diferente fuerza, dos grandes discursos anímicos que atraviesan las élites dirigentes chilenas. “Lo hacemos bien” y “la resiliencia o la energía” para levantarse frente a la adversidad.
Lea este artículo en el Blog "La Década de la Comunicología" (publicado el 19 de septiembre de 2010)             

martes, 23 de marzo de 2010

El terremoto de Jorge Ramos y Don Francisco

En Chile, en el hablar cotidiano, cuando algo trastoca el orden lógico o lo esperable, en la política o en el deporte o cualquier situación, se dice “esto es un terremoto”. Cuando algo es “un terremoto” rompe paradigmas, levanta preguntas y abre perspectivas y reflexiones inusuales para la comunidad o la sociedad en su conjunto.

Habitualmente, las catástrofes naturales o humanas abren espacios para preguntarse de manera más activa y penetrante. Recuerdo que en 1992, estaba en Nueva York, cuando los policías que habían golpeado brutalmente a Rodney King, fueron declarados “no culpables”, y estallaron las revueltas y saqueos en el South Central de Los Ángeles y muchos barrios pobres de Estados Unidos. Me llamó la atención, la radicalidad y la libertad de las conversaciones y debates que se instalaron en los medios de comunicación en los días posteriores: se hablaba del “fin del Sueño Americano”, de la pobreza escondida. América se miró profundamente y se abrió al cambio.

En menos de dos semanas, Estados Unidos modificó su imagen de potencia triunfante de la Guerra Fría y comenzó a surgir la de un país que tenía “en casa” los problemas sociales y humanos que pensaba que eran exclusivos del subdesarrollo. La reflexión sobre ese “terremoto social” fue sin duda uno de los puntos de inflexión de la campaña presidencial de 1992, y la transformación del contexto socio mediático fue un factor determinante en la victoria de Bill Clinton sobre George Bush.

Los desastres naturales también suelen instalar en las sociedades, momentos de debates profundos y cuestionadores. No sólo en Estados Unidos, como después de los Huracanes Andrew o Katrina, también en América Latina se recuerdan los intensos debates y reflexiones sobre el estado de la sociedad, después de los terremotos de Managua en 1972 y de la Ciudad de México en 1985, o del Huracán Mitch que desoló, en 1998, a Nicaragua y Honduras.

Por esto, quizás no es tan sorprendente que luego de visitar la zona del desastre en Concepción y recoger impresiones y testimonios, Jorge Ramos, destacado periodista y conductor de Univisión, escriba un artículo titulado “Dos Chile Tras el Sismo”, donde señala “que en realidad hay dos Chiles” y uno de ellos, el más pobre, apareció cuando el terremoto corrió el velo de la ilusión.

Lo que sí es sorprendente, es la respuesta de Mario Kreutzberger, el popular Don Francisco de Sábados Gigantes que descalifica de entrada las opiniones de Ramos. Aunque titula su nota “Con respeto”, a continuación de realizar una especie de autocrítica a la simplificación de sus opiniones en alguno de sus propios viajes a países en “situación de excepción”, concluye “me pregunté cuántas veces también me habré equivocado”.

El Mercurio, el diario conservador y más tradicional de Chile, destacó en primera plana “Don Francisco defiende a Chile”. En la nota Kreutzberger explica su reacción: “Si el artículo hubiese tocado a mi persona, no lo habría contestado. Esto no es sobre mí, es sobre Chile en el Terremoto”.

La respuesta de Don Francisco, es la reacción de uno de los íconos mediáticos e intocables del Chile actual, intentando con urgencia volver a colocar el velo que Jorge Ramos remueve o señala con su nota. Ese velo que se esfuerza por dejar traslucir sólo el pedazo de Chile casi desarrollado, exitoso, modelo en el manejo de la macroeconomía y en la fortaleza de sus instituciones, integrado a la OCDE y a todo el mundo. Paradojalmente quizás el chileno “más ciudadano del mundo”, que desarrolla con éxito su empresa de comunicaciones en Estados Unidos, es quién descalifica la opinión de un reconocido periodista por ser foráneo. Molesto, como argumento validador de sus opiniones, Kreutzberger señaló a El Mercurio: “Nací ahí, y tengo la percepción de mi pueblo”.

La dificultad de conversar 

No se trata de quién tiene la razón. Si quién dice que no puede ser la presidenta de un país la que deba “decretar” si hay tsunami , o que los sistemas de alerta no funcionaron y costaron las vidas a cientos de personas, o que el bello aeropuerto de Santiago estaba diseñado para París donde no conocen los temblores, o que los saqueos fueron por desesperación o por codicia, o que los vecinos se hayan armado y encendido hogueras para protegerse de los asaltantes, o que miles de chilenos solidarios viajaron espontáneamente desde cientos de kilómetros hacia las zonas afectadas llevando ayuda, o que se recaudó una cifra record de ayuda en una “teletón” solidaria.

Lo importante, hasta por razones terapéuticas, es establecer la conversación, levantar las preguntas. El problema es que Chile tiene una auto percepción coagulada y defendida conscientemente por los administradores de imagen del modelo. Una imagen que se administra con mayor facilidad reposando sobre el pánico a disentir, al que tiene una visión diferente, al que cuestiona el estado de las cosas, al que hace preguntas más de fondo.
Las evidentes observaciones de Jorge Ramos, las obvias preguntas que surgen de las mismas, no están presentes en los medios de comunicación masivos de Chile. En la cobertura del terremoto, la televisión, se ha preocupado más de la mal llamada “nota humana”, que mantenga la sintonía a través del horror o de la gloria, que de buscar explicaciones, o de preguntarse y abrir perspectivas.

Los canales de televisión, y Don Francisco los defiende muy bien en su nota “se unieron en un maratónico programa que logró recaudar la cifra record de 75 millones de dólares”. La Teletón es desde hace décadas el “gran evento de unidad nacional”, símbolo estable, incuestionable e “incriticable” donde se unen durante 24 horas de cadena nacional los canales de televisión, políticos y deportistas, gente del espectáculo y de la empresa, sin distinciones en un solo Chile que anima Don Francisco.

Luego del terremoto, a petición de la ex presidenta Bachelet, se implementó rápidamente la fórmula. Junto con la recaudación de fondos, se restableció la normalidad. Los héroes de la independencia de Chile clamaban en la adversidad “Aún tenemos Patria, ciudadanos”, doscientos años después, el grito pareció ser “Aún tenemos Teletón –y mejor que nunca-“. Se reconstruyó uno de los símbolos de la sociedad espectáculo articuladora y validadora del velo mediático, se restableció la fé en la bondad solidaria de los chilenos amenazada por la crudas imágenes de los saqueos, la presidenta saliente, Bachelet, se abrazó con el presidente electo, Piñera, reconciliando a las dos opuestas coaliciones.

Pero de debate y conversaciones nada. Peligroso estado de silencio y bloqueo del diálogo, cuando se requiere desatar la creación e imaginación para renovar el desarrollo y devolver el impulso a regiones donde el desastre dejó pérdidas materiales por 30.000 millones de dólares. Donde el añejísimo centralismo chileno habla de hacerse cargo de la reconstrucción y ayuda, y los afectados tiemblan, esta vez por dentro. Es que este no es el primer gran cataclismo que sufre Chile, Valdivia en los sesenta sufrió el peor terremoto de la historia de la humanidad y nunca más volvió a incorporarse al desarrollo con la vitalidad de ante; Tocopilla que fue devastada por un terremoto hace cinco años, todavía es una ciudad de viviendas provisorias.

Pareciera que los chilenos, particularmente quienes detentan el poder de los medios de comunicación y los de ese “10% más acomodado que acumula más de la mitad del ingreso”, del que habla Jorge Ramos, pueden aceptar que se mueva la tierra y bote edificios, puertos y aeropuertos, pero no que bote la imagen de Chile que han construido.

Este terremoto real, a diferencia de aquel del habla popular chilena que todo lo cambia y lo transforma, se parece más a uno surgido de la filosofía de El Gatopardo, del escritor italiano Giuseppe di Lampedusa que dice “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.

domingo, 31 de enero de 2010

El otro cuento: La oficina que se tragó un Río

La Pequeña Gigante paseaba entre los edificios de Santiago, y los ciudadanos se amontonaban para mirar al cielo y verla pasar. En las oficinas del MOP otros hacían una movida de lujo real, mientras miraban para el techo pero por otras razones. 

Prioridad en el naufragio: Salvar el cofre 
Mientras con alto rating televisivo, la presidenta de Chile se daba el tiempo de tomar desayuno con una muñeca gigante, en las encementadas oficinas del Centro, los funcionarios de la Dirección General de Aguas (DGA) aprovechaban para  autorizar, “rapidito” las seis solicitudes de traslado de derechos de agua que necesitaba AES GENER para iniciar la construcción del mega Proyecto Hidroeléctrico Alto Maipo. Este es el salvoconducto final para un proyecto que destruye tres cuencas hidrográficas que forman parte esencial del delicado sistema hidrológico que provee de agua, potable y de riego, a la Región Metropolitana.

Asombrosamente, la propia DGA es uno de los servicios cuestionados en el informe que votó por unanimidad la Cámara de Diputados el 14 de enero. El documento pide a la contraloría revisar “la actuación de los servicios responsables de la evaluación ambiental del proyecto, especialmente la Corporación Nacional Forestal, la DGA, la Dirección de Obras Hidráulicas y el Servicio Nacional de Geología y Minería”.

El informe del poder legislativo alerta que “la operación de la Central Hidroeléctrica Alto Maipo podría afectar la seguridad y calidad del abastecimiento de agua potable y de riego de la Región Metropolitana”. En esas coincidencias de la política, el mismo día de la votación en la cámara de diputados, la jefa del Ejecutivo, Michelle Bachelet, declaró que “el agua es el tema del futuro. El agua en un mundo sometido al cambio climático va a ser un bien escaso”.

A diferencia de la gran muñeca, la cabeza y el cuerpo del poder ejecutivo no parecen estar sincronizados. Unos días antes, otra movida de funcionarios del ejecutivo había beneficiado a la misma AES GENER. La Ministra de Vivienda Patricia Poblete, (la misma que habla en los comerciales radiales sobre las maravillas naturales del Parque Zoológico Metropolitano), en conjunto con el Ministro del Interior Perez Yoma, firmaron la modificación de la ordenanza general de urbanismo y construcciones respecto del uso de suelo de actividades productivas. La modificación en un momento tan preciso, ha sido considerada como un traje a la medida de las necesidades de AES GENER, para burlar el dictamen de la Corte Suprema que había ordenado la detención de la construcción de la termoeléctrica Campiche, en Puchuncavi. 

En muchos países la situación sería considerada por lo menos sospechosa y digna de investigación. El poder legislativo y el poder judicial declararon e incluso juzgaron, en  dos situaciones graves relacionadas con la tramitación de proyectos pertenecientes a la misma empresa. En ambos casos, otro poder del estado, el ejecutivo, los burla, incluso modificando la reglamentación a posteriori, para que la empresa siga adelante con su negocio. 

En muchos países con un periodismo abierto, investigativo e interpretativo, estaríamos preocupados de esta verdadera crisis de la democracia, donde el poder de los negociados hace que el ejecutivo desconozca y pase por encima de los otros dos poderes del estado. Preguntándonos ¿Por qué tanto rigor con dos despistados muralistas daneses que pintaron el metro en Valparaíso y no con los procedimientos de aprobación de una obra empresarial que pone en riesgo la forma de vida de siete millones de personas.

Los medios de comunicación se estarían preguntando ¿Por qué tanta premura a último momento por destrabar los proyectos de AES GENER antes de irse? ¿Será que las comisiones de políticos y lobbystas de la Concertación se pagan sólo contra resultado, es decir sólo si el permiso es otorgado efectivamente? ¿Por qué los senadores ecologistas de la Concertación, habitualmente tan vociferantes han guardado tan riguroso silencio en los conflictos vinculados a AES GENER?
Pero acá, en el Chile de la OCDE no nos preguntamos tanto. Mejor relajémonos un poco, y a gozar que ya viene “¡Viña es un Festival! Chile tiene festival”.
Epílogo: responsabilidad presidencial
Casi diez mil ciudadanos pedimos a la presidenta Bachelet que suspendiera el mega Proyecto Hidroeléctrico Alto Maipo hasta que la ciudadanía de Santiago no contara con amplia información sobre el tema. Creyendo en la imagen de la presidenta protectora, le presentamos a la mandataria una solicitud para que declarara el Alto Maipo reserva estratégica de agua para la ciudad de Santiago. Las solicitudes de audiencia durmieron en el escritorio del jefe de gabinete Rodrigo Peñailillo, hasta que el papel se puso amarillo. Buscamos nuevas vías para llegar a la popular Michelle Bachelet que declara en los foros internacionales que “el medio ambiente es un imperativo ético”.

Se habló con los asesores de la presidenta, son sus ministros y ministras. Incluso pensamos que lo habíamos logrado, cuando llegamos al Palacio de La Moneda, antes de la primera vuelta, cuando probablemente valía la pena escucharnos para ver si caían unos votitos. Da vergüenza reconocerlo, pero después de la primera vuelta los oídos están mucho más sordos, y la apertura de de esos días se transformó en “ya le vamos a devolver la llamada”.

A la presidenta más popular de la historia de Chile, no le importó que la Cámara de Diputados hubiese votado unánimemente cuestionando a sus funcionarios sobre el procedimiento de aprobación orquestado por su Ministro del Interior. No le importó que 10.000 ciudadanos y el poder legislativo vieran graves riesgos en el abastecimiento de agua. No le importó que ocho de los diez factores agravantes del calentamiento global se dan en la zona del proyecto. 

A veces pienso que no le importó porque el impacto del Alto Maipo no es visible hoy, ni mediático, ni de alto ratting. Que mal ojo tuvo Michelle, porque el ecocidio que deja instalado aquí por la omisión de sus actos, es una crisis muy superior a la del Transantiago. Tendrá tanta visibilidad, y afectará tanto a las personas en su vida cotidiana que será difícil esconder la responsabilidad en alguna parte. Los lobistas y hombres de negocios sacaron su beneficio de última hora y seguirán haciendo negocios. Pero Bachelet es, aparentemente, una presidenta honesta y lo que se lleva es su popularidad y su prestigio. Lamentablemente los políticos creen que los escenarios y las popularidades se mantendrán por siempre, y no se dan cuenta que una cosa es con el cargo y otra sin. Son demasiados los presidentes que salen populares y a los pocos meses se transforman en parias por el nuevo contexto de lectura de sus actos y consecuencias. ¿Habrá conversado de esto la presidenta en su desayuno con la Pequeña Gigante? 

martes, 26 de enero de 2010

Acuerdos y no contubernios



Una gran mayoría de los chilenos no votó por el próximo presidente de Chile y casi la mitad de los chilenos mayores de dieciocho años rechaza o se excluye del sistema político actual. En la segunda vuelta el número de votos nulos y blancos, abstenciones y  no inscritos, suman más que cualquiera de los dos candidatos.
La mayoría de los chilenos y chilenas no está representada en el parlamento, en los medios de comunicación, ni en los partidos políticos. Los jóvenes, los pueblos originarios, los trabajadores, los maestros, los ecologistas, las tendencias regionalistas, los diversos movimientos ciudadanos y culturales, no tienen espacio en el mundo bipolar de la Concertación y de la Alianza, que inunda todo, desde el directorio de Televisión Nacional, hasta el Banco Central y el Consejo de Transparencia.
Un gobierno que quiere abrir las puertas del futuro y sentar las bases de un salto al desarrollo tiene que integrar a las  nuevas tendencias, a los excluidos y a la diversidad ciudadana. El presidente electo tenía razón cuando recordó la política de los acuerdos al encontrarse con el ex presidente Frei; pero el escenario actual requiere acuerdos más amplios, profundos y proyectivos, que hagan de la expresión de la diversidad el sustento de la estabilidad. Este tipo de acuerdos y diálogos nacionales han sido un factor determinante en los grandes saltos al desarrollo de países referentes, como Irlanda o Malasia.  

lunes, 18 de enero de 2010

Comunidad Nacional y no Unidad Nacional



En una jornada electoral impecable, los chilenos y chilenas decidimos quién será el presidente que nos guiará en el camino del Bicentenario.


En diciembre, luego de una campaña sorprendente, conectada y sintonizada con las emociones de la gente, Sebastián Piñera, logró una diferencia decisiva. La ventaja fue tan grande que a pesar de que la Concertación realizó una campaña de segunda vuelta que permitió recordar sus mejores tiempos, Piñera obtuvo la decisión final.


Es indudable que el Chile del Bicentenario tiene que construir nuevos acuerdos. Pero, cuidado, no como los de los noventa, que respondían a la dicotomía democracia o dictadura. Los acuerdos del Bicentenario deben expandir el universo de lo posible y no limitar la creatividad social con la amenaza. Deben ser el marco generoso para el desarrollo de instituciones y personas innovadoras capaces de enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio.


Para construir estos acuerdos, más que Unidad Nacional se requiere una Comunidad Nacional. La Unidad Nacional a menudo refleja un pensamiento único y autoritario donde la mayoría aplasta a las minorías por el bien de la Patria, Dios o alguna razón suprema. La Comunidad Nacional conversa en el respeto y pone en el centro de su preocupación a las personas y los ciudadanos, valora el debate porque le permite construir nuevos acuerdos y caminos comunes, valora la diversidad porque significa más opciones y soluciones.

jueves, 14 de enero de 2010

El día en que el agua fue más transparente


El 14 de enero fue un gran día para la causa del Alto Maipo y de la protección del agua de los siete millones de habitantes de la ciudad de Santiago y de la zona agrícola más rica de Chile. Desde hace meses y años, diferentes movimientos ciudadanos hemos venido realizando una persistente acción por detener el proyecto de AES GENER y llamar la atención sobre los graves riesgos para la vida de los habitantes de Santiago que representa el mega proyecto hidroeléctrico de Alto Maipo.

A pesar del cambio climático, de las irregularidades, de las contradicciones con las políticas y estrategias nacionales e internacionales, del enorme número de afectados, -quizás un record mundial en un proyecto de estas características-, el proyecto no aparece en los noticieros de la televisión, ni en los periódicos. Ni siquiera cuando la Cámara de Diputados mandató una comisión, a cargo del diputado RN, Roberto Sepúlveda, para investigar las irregularidades que rodearon el proyecto y las consecuencias de su implementación.

Pero en los últimos días, ha nacido una pequeña esperanza. El día 13 de enero, el jefe de la Dirección General de Aguas del MOP, Rodrigo Weisner, advirtió en una entrevista a El Mercurio que “una de las primeras acciones que deberá afrontar el nuevo gobierno será preocuparse de implementar medidas que aseguren el agua para el norte del país y evitar el riesgo de escasez para las zonas centro y sur”. Explicó que “si ello no ocurre, el conflicto del valle de Copiapó puede extenderse hasta la Región Metropolitana e incluso más al sur del territorio, agravado por los efectos del cambio climático.

El día 14 de enero, temprano por la mañana, en una entrevista en Radio Cooperativa, la Presidenta Michelle Bachelet declaró que “como hoy día es la energía, el agua es el tema del futuro”. Explicó que “el agua en un mundo sometido al cambio climático va a ser un bien escaso”.

Algunas horas más tarde, en Valparaíso, la Cámara de Diputados, por 50 votos favor, de todos los sectores, aprobó el informe de la Comisión Investigadora que indica que “la operación de la Central Hidroeléctrica Alto Maipo podría afectar la seguridad y calidad del abastecimiento de agua potable y de riego de la Región Metropolitana, impactando además la sedimentología de los recursos naturales de la zona”.

El informe termina solicitando que la Contraloría “revise la actuación de los servicios responsables de la evaluación ambiental del proyecto, especialmente la Corporación Nacional Forestal, la DGA, la Dirección de Obras Hidráulicas y el Servicio Nacional de Geología y Minería”.

Por la tarde, en La Moneda, representantes de la Coordinadora Ciudadana Ríos del Maipo y del Movimiento Yo Protejo el Agua de Santiago nos reunimos con la Ministra Pilar Armanet para manifestarle nuestra preocupación por los riesgos del PHAM y solicitarle que la Presidenta declare el Alto Maipo reserva estratégica de agua para la ciudad de Santiago. Una reunión respetuosa y directa, con apertura y escucha, con el compromiso de estudiar el tema con los Ministros involucrados. El 14 de enero, opacado por la campaña electoral, sin que casi nadie se diera cuenta, puede haber sido el día en que se dio un paso trascendental para salvar el agua de la ciudad de Santiago.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...