Asombrosamente, la propia DGA es uno de los servicios cuestionados en el informe que votó por unanimidad la Cámara de Diputados el 14 de enero. El documento pide a la contraloría revisar “la actuación de los servicios responsables de la evaluación ambiental del proyecto, especialmente la Corporación Nacional Forestal, la DGA, la Dirección de Obras Hidráulicas y el Servicio Nacional de Geología y Minería”.
El informe del poder legislativo alerta que “la operación de la Central Hidroeléctrica Alto Maipo podría afectar la seguridad y calidad del abastecimiento de agua potable y de riego de la Región Metropolitana”. En esas coincidencias de la política, el mismo día de la votación en la cámara de diputados, la jefa del Ejecutivo, Michelle Bachelet, declaró que “el agua es el tema del futuro. El agua en un mundo sometido al cambio climático va a ser un bien escaso”.
A diferencia de la gran muñeca, la cabeza y el cuerpo del poder ejecutivo no parecen estar sincronizados. Unos días antes, otra movida de funcionarios del ejecutivo había beneficiado a la misma AES GENER. La Ministra de Vivienda Patricia Poblete, (la misma que habla en los comerciales radiales sobre las maravillas naturales del Parque Zoológico Metropolitano), en conjunto con el Ministro del Interior Perez Yoma, firmaron la modificación de la ordenanza general de urbanismo y construcciones respecto del uso de suelo de actividades productivas. La modificación en un momento tan preciso, ha sido considerada como un traje a la medida de las necesidades de AES GENER, para burlar el dictamen de la Corte Suprema que había ordenado la detención de la construcción de la termoeléctrica Campiche, en Puchuncavi.
En muchos países la situación sería considerada por lo menos sospechosa y digna de investigación. El poder legislativo y el poder judicial declararon e incluso juzgaron, en dos situaciones graves relacionadas con la tramitación de proyectos pertenecientes a la misma empresa. En ambos casos, otro poder del estado, el ejecutivo, los burla, incluso modificando la reglamentación a posteriori, para que la empresa siga adelante con su negocio.
En muchos países con un periodismo abierto, investigativo e interpretativo, estaríamos preocupados de esta verdadera crisis de la democracia, donde el poder de los negociados hace que el ejecutivo desconozca y pase por encima de los otros dos poderes del estado. Preguntándonos ¿Por qué tanto rigor con dos despistados muralistas daneses que pintaron el metro en Valparaíso y no con los procedimientos de aprobación de una obra empresarial que pone en riesgo la forma de vida de siete millones de personas.
Los medios de comunicación se estarían preguntando ¿Por qué tanta premura a último momento por destrabar los proyectos de AES GENER antes de irse? ¿Será que las comisiones de políticos y lobbystas de la Concertación se pagan sólo contra resultado, es decir sólo si el permiso es otorgado efectivamente? ¿Por qué los senadores ecologistas de la Concertación, habitualmente tan vociferantes han guardado tan riguroso silencio en los conflictos vinculados a AES GENER?
Pero acá, en el Chile de la OCDE no nos preguntamos tanto. Mejor relajémonos un poco, y a gozar que ya viene “¡Viña es un Festival! Chile tiene festival”.
Se habló con los asesores de la presidenta, son sus ministros y ministras. Incluso pensamos que lo habíamos logrado, cuando llegamos al Palacio de La Moneda, antes de la primera vuelta, cuando probablemente valía la pena escucharnos para ver si caían unos votitos. Da vergüenza reconocerlo, pero después de la primera vuelta los oídos están mucho más sordos, y la apertura de de esos días se transformó en “ya le vamos a devolver la llamada”.
A la presidenta más popular de la historia de Chile, no le importó que la Cámara de Diputados hubiese votado unánimemente cuestionando a sus funcionarios sobre el procedimiento de aprobación orquestado por su Ministro del Interior. No le importó que 10.000 ciudadanos y el poder legislativo vieran graves riesgos en el abastecimiento de agua. No le importó que ocho de los diez factores agravantes del calentamiento global se dan en la zona del proyecto.
A veces pienso que no le importó porque el impacto del Alto Maipo no es visible hoy, ni mediático, ni de alto ratting. Que mal ojo tuvo Michelle, porque el ecocidio que deja instalado aquí por la omisión de sus actos, es una crisis muy superior a la del Transantiago. Tendrá tanta visibilidad, y afectará tanto a las personas en su vida cotidiana que será difícil esconder la responsabilidad en alguna parte. Los lobistas y hombres de negocios sacaron su beneficio de última hora y seguirán haciendo negocios. Pero Bachelet es, aparentemente, una presidenta honesta y lo que se lleva es su popularidad y su prestigio. Lamentablemente los políticos creen que los escenarios y las popularidades se mantendrán por siempre, y no se dan cuenta que una cosa es con el cargo y otra sin. Son demasiados los presidentes que salen populares y a los pocos meses se transforman en parias por el nuevo contexto de lectura de sus actos y consecuencias. ¿Habrá conversado de esto la presidenta en su desayuno con la Pequeña Gigante?